Por: Eva Varona
Valor y pasión; eso es lo que percibí de Frida Cortés cuando la entrevisté en mi programa #EvaVaronaEnVivo por mi canal principal de Youtube La Gazeta Tv; sobre su proyecto dancístico Suite El Lago.
"¿Y por qué no?”
Algo sucedió con los creadores y gestores culturales y artísticos en los últimos años.
Temor…mucho temor de arriesgarse de nuevo a crear y /o dedicarse al mundo del arte.
Resulta comprensible porque fue en pandemia donde la industria más afectada fue la de la cultura y el arte.
La danza por ejemplo prácticamente tuvo que reinventarse para subsistir; tal vez por ello adquirió mucha más fortaleza de seguir adelante; pero también mucha reserva que se puede traducir en respeto hacia una profesión que requiere de enorme disciplina.
Ya ha pasado tiempo desde que terminó la pandemia y puedo decir que la industria cultural y artística comienza a recuperarse satisfactoriamente; puede ser que la cuarentena nos motivara a ser más arriesgados, pues el tiempo nos demostró que no espera por nadie y que la vida es preciosa y tener un talento artístico es incluso un enorme don que debe usarse arriesgadamente para darle un sentido a la existencia.
Por eso ver a jóvenes talentos como la bailarina Frida Cortés ser valientes y preguntarse ¿Por qué no? Para atreverse a lanzar un proyecto cultural que es tan valioso no solo para la comunidad artística sino para la sociedad.
Pero hablemos de El Lago.
Este 24 de marzo cerró su temporada, pero debemos recordar que ya se había presentado en noviembre del año pasado con gran éxito.
Pero la realidad es que el éxito poco me importa si lo verdaderamente relevante es lograr transmitir, lograr ver la belleza del juego de luces y sombras en esos cuerpos dancísticos.
Por supuesto que la obra se refiere a la ya conocida historia del Lago de los cisnes; pero en esta propuesta hubo un sello muy particular: Únicamente son 5 personas.
Así es; 5 personas en un oscuro escenario cuya atinada iluminación logra junto con los bailarines, una atmosfera idónea para disfrutar de la danza contemporánea aderezada de clásica y con toques gimnásticos.
Y valentía; así es, valor para enfrentarse sin escenografía, sin tutus ni puntas en una propuesta que te ofrece rostros con una caracterización ligera, vestuario oscuro para ellas y para ellos…su briosa fortaleza dancística.
Pero hablemos de todos; porque es necesario darle nombre a esos rostros y esos cuerpos que han trabajado por año en su arte.
La directora del proyecto es Frida Cortés quien también baila un solo.
Frida tiene la experiencia de la danza clásica y contemporánea; ella gestionó este proyecto, como buena líder creativa supo de inmediato que rodearse de un buen equipo haría que su proyecto cobrara vida.
Wendoline Robles fue la Codirectora del proyecto; su presencia en el escenario es única; sin duda su experiencia pero sobre todo el porte que transmitió durante la obra fue exquisito.
Rocío Cuevas una juvenil presencia, juguetona y seductora con las luces del escenario; pero convincente y determinante con su estilo dancístico.
Javier Zenteno consiente de que su figura y su expresión corporal es fuerte, es contundente, su danza y estilo es el hilo conductor, lo sabe…sabe que las luces, el humo y la música son parte de él y él parte del todo.
Braulio Escobedo un personaje con toque antagónico; con movimientos dancísticos elegantes, concretos en momentos y en instantes ligeros y ceremoniosos.
Y llega el momento del solo con Frida Cortés; tiene experiencia lo sabe muy bien, pero cada presentación es única…también lo sabe; que es arriesgado porque apenas se está recuperando de una lesión…eso ya no importa. Estando frente a su público despliega sus alas, todo su cuerpo es ahora instrumento de la danza y desde la punta de sus dedos hasta cada una de sus articulaciones son parte ahora del escenario, de la música, de las luces.
Entre el público se encuentra su madre que sabe que mira orgullosa su legado; pero en ese momento ella está entregada a la danza, a la historia, su presencia se nota en el escenario sus gestos también se entregan al personaje y al terminar; una leve sonrisa de satisfacción se vislumbra en su rosto.
¿Creen que adorné mucho este relato?
Pues no mis queridos amigos; todas estas sensaciones son parte del efecto que la danza nos revela, sin embargo, no hay gran emoción sin un gran espectáculo.