viernes, 23 de junio de 2017

Universidades de AL deben responder a las problemáticas de su región



· Daniela Gargantini, de la Universidad Católica de Córdoba, participó en la Conferencia de Líderes de la Red Talloires (TNLC)

· “Pertenecemos tal vez no a la región más pobre, pero sí a la más inequitativa e injusta del mundo y eso nos exige repensar cómo investigamos, cómo enseñamos y cómo nos proyectamos socialmente”

Claudia Peralta Vázquez


Daniela Gargantini, profesora titular de la Cátedra Problemática Socio-Habitacional, adscrita a la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Córdoba, en Argentina, destacó la responsabilidad que tienen las universidades de América Latina (AL) de actuar en consecuencia a las problemáticas sociales que enfrentan hoy en día.

En la Sala “Carlos Fuentes Lemus” de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI) Xalapa, y ante los asistentes a la quinta Conferencia de Líderes de la Red Talloires (TNLC), de la cual la Universidad Veracruzana (UV) es sede desde el 21 y hasta el 23 de junio, la académica subrayó que todos los desafíos de las instituciones de educación superior (IES) de AL parten del contexto marcado por una fuerte inequidad, desigualdad, injusticia, pobreza y nulo acceso a servicios básicos.

En este sentido, las universidades públicas tienen el compromiso social de revertir tal situación y sensibilizarse ante las problemáticas existentes.

En el caso de la institución a la cual pertenece, de origen jesuita, se convoca a que todo centro de enseñanza superior está llamado a vivir dentro de una realidad social y ampliar todo el peso para transformar dicho panorama.

Daniela Gargantini se refirió al proceso progresivo de institucionalización y estrategias académicas que favorecen el liderazgo y el compromiso social en las universidades de AL.

La docente resaltó la importancia de fomentar el compromiso y liderazgo frente a un contexto particular; en este caso el de AL, donde habitan 600 millones de personas. Aunque hay un gran porcentaje de población urbana, la mayoría viven en asentamientos precarios, afirmó.

“La pobreza alcanza al 23 por ciento de nuestra población y los universitarios tenemos mucho que ver con esta realidad.”

A partir de ahí, nosotros pensamos nuestras asignaturas, políticas académicas y el trabajo en red refirió.

Añadió que el desafío de las universidades latinoamericanas ante el panorama de desigualdad y pobreza está fuertemente vinculado a la distribución del ingreso, a las posibilidades de acceso a la educación, a la posibilidad de inserción laboral y a la seguridad social.

“Ser universidad en AL, es reconocer que pertenecemos, tal vez no a la región más pobre, pero sí a la más inequitativa e injusta del mundo y eso nos exige repensar cómo investigamos, cómo enseñamos y cómo nos proyectamos socialmente”, expuso.

En su ponencia, basada en el tema de “Liderazgo”, habló de los logros de la Cátedra Problemática Socio-Habitacional y los avances de la institucionalización de políticas académicas e investigación en su universidad.

Asimismo, dio cuenta de las acciones estratégicas desarrolladas desde hace más de una década, junto con otras 25 universidades que integran la Red de Universidades Jesuitas de América Latina.

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