Por Rafael Arias Hernández.
Lo importante, lo determinante debe atenderse bien y a tiempo. Ni
disculpas ni pretextos.
Desde hace mucho, gobernados en su mayoría, por ineptos y
corruptos. Durante décadas y décadas, administrados por
atracadores y saqueadores. Apresados, sexenio tras sexenio,
trienio y cuatrienio, por ineficiencia y delincuencia gubernamental.
Atrapados, año tras año, en reiteradas pérdidas de recursos
públicos, abuso de atribuciones institucionales y oportunidades
fallidas, hoy en día es oportuno comentar, que en unos cuantos
meses, contra viento y marea, el cambio va.
Con sus virtudes y defectos, grandes temas y aspectos
gubernamentales se redefinen o reorientan, se modifican o
renuevan. Se mantiene la esperanza.
Poco a poco se abre paso la voluntad mayoritaria de cambio y se
continúa el intento. El reto es simple y sencillo: no más de lo mismo
y peor, que tanto limita y sacrifica a generaciones presentes y
futuras.
No es, ni va a ser fácil y rápido; y tampoco, exento de errores y
defectos, importante señalarlos y denunciarlos. Se debe
transformar para atender, mejorar e impulsar a las mayorías, hasta
hoy, condenadas y atrapadas, en viejas y nuevas limitaciones y
sacrificios, características de marginación, hambre, pobreza y
miseria.
Tener siempre presente, que los buenos gobiernos, no se dan en
árboles o macetas, ni llegan por milagro o buenos deseos. Mucho
menos, que se dan solos; ni que requieren toda la confianza y
libertad de decisión y acción. Conocidos gobiernos de “cheque en
blanco”, acostumbrados a hacer lo que les da la gana.
Nadie está obligado a sostener y padecer servidores públicos, que
solo sirven para empeorar, facilitar y permitir, que los problemas
crezcan y que no se atiendan, bien y oportunamente, las
necesidades sociales básicas.
Impostergable evaluar, integral y rigurosamente, políticas públicas
de seguridad, administración y procuración de justicia y, desde
luego, al cuestionado poder judicial. Consolidar acierto, corregir
errores.
Nadie está obligado a sostener y soportar un mal gobierno. Por eso
se debe insistir, que debe ser bienvenida la revocación de mandato,
que propone el Presidente López Obrador, para evaluar al gobierno
federal. Revocación, que urge llevarla, a los ámbitos estatal y
municipal; y, respaldar la intención, de erradicar ineficiencia y
delincuencia gubernamental, corrupción e impunidad.
Imprescindible impulsar y fortalecer participación y evaluación
social, reales y permanentes.
SEGURIDAD, ESTABILIDAD Y CERTIDUMBRE.
Desde hace mucho y en todas partes, se sabe que el indispensable
activo intangible, que atrae inversión y competitividad crecientes,
indispensables para impulsar crecimiento económico y empleos, es
justamente el del respeto a la ley y a las instituciones que fortalecen
seguridad y paz social.
Imprescindible garantizar y mejorar ese bien público, defenderlo a
y establecer, vinculación y coordinación más estrechas y efectivas,
entre ámbitos de gobierno y sociedad. Integración y orientación de
esfuerzos, para propiciar resultados positivos y favorables.
Reconocer que hampa y crimen, tienen también sus estrategias y
acciones, que persisten grandes y pequeños grupos o células,
muchos desconocidos y algunos ya detectados. Unos y otros,
acostumbrados a imponer condiciones y a aprovechar, el impacto
sicológico y destructivo de violencia, abuso y terror, de temor e
incertidumbre, para minar tranquilidad, confianza y credibilidad.
Ante estas y otras condiciones, el gobierno debe demostrar en los
hechos, responsabilidad, creatividad y eficacia, para imponer la ley,
y hacer realidad el predominio de la Justicia. No más crimen sin
castigo.
Una larga historia demuestra y enseña, que es fundamental
garantizar Estado de derecho, y también, la seguridad en vida,
integridad y patrimonio de individuos y sociedad en general.
No hay excusa ni pretexto, para erradicar corrupción e impunidad,
cumplir y hacer cumplir la ley, facilita Justicia y orden.
Para todo gobierno, combatir delincuencia y garantizar seguridad
pública, son algunos de los deberes ineludibles, irrenunciables e
impostergables.
Esta obligación ineludible es de todos; se refiere, a gobiernos
federal, estatal y municipal; y en general, a todo servidor público.
Cuando muchos gobernantes, no cumplen con sus obligaciones, lo
que se observa y padece, es que con más frecuencia, se alteran y
afectan vida, patrimonio y convivencia social armónica. Esto es, no
están siendo suficientemente protegidos y garantizados.
Lamentable constatar, que en los hechos, crecen y se expanden
complicidad, indiferencia, abuso, protección y hasta participación de
servidores públicos. Imposible negar la delincuencia dentro y fuera
del gobierno.
En fin. Al respecto, no se debe ocultar o negar, ningún hecho; y
tampoco permitir que se minimice, exagere o distorsione. Ni
criminalizar a la víctima; ni encubrir y justificar responsabilidad y
culpabilidad.
En medio de la opacidad y la distorsión, se padecen
desinformación y enajenación, cuyo antídoto es transparencia y
difusión, claridad y decisión, acción inmediata y previsión.
Es fundamental exigir el cumplimiento puntual, tanto de la
obligación oficial de informar, como de la atención al derecho
ciudadano y social de saber.
PRIORIDAD SOCIAL Y GUBERNAMENTAL.
Qué lástima, por el mismo discurso oficial, las declaraciones
oficiales de siempre, y la conocida cadena de excusas y pretextos.
No. La solución no está en el decir sino en el hacer. Se ha repetido
y comprobado hasta el cansancio, que el remedio no está en el
discurso, sino en la práctica, en la aplicación. ¿De que sirven leyes
completas, actualizadas y bien estructuradas, si no se aplican?
Hay que tener presente, que sobrepasan millones de delitos
desatendidos. Se estima que de cada 100 casos, no se sentencia ni
el 1%. En lo que va de este sexenio, continúan aumentando las
cifras de homicidios y ejecutados. ¿Quién gana, quién pierde?
Por favor, a quién se va a engañar, cuando ante lo evidente, para
variar se cambian hechos y resultados, por excusas y evasivas. Al
final no resuelven nada y la situación empeora.
El problema no es casual, tiene orígenes, causas y responsables. El
proceso es tan conocido como recurrente. Se debilitan las
instituciones con discrecionalidad, voluntarismo e irresponsabilidad
de los servidores públicos de todos los órdenes de gobierno, que se
supone están obligados a hacerlas funcionar y respetar.
Viva México. No más rinconcito donde hacen su nido…homicidios,
ejecuciones, secuestros, feminicidios, lesiones, robos, asaltos…y
mucho más.
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