Por: Eva Varona
Todavía recuerdo cuál fue el último evento cultural que cubrí de manera presencial con público y sin temor de abrazar a nadie.
Se presentó de manera gloriosa en un templete colocado en la Plaza Lerdo, a la sombra de nuestra hermosa catedral; El Ballet Folklórico Imágenes de Xalapa precedido por el Mtro. Rodolfo Carrillo.
Ese día vi a La Bamba por última vez en vivo; y de verdad que la interpretaron estupendamente, quién sabe, tal vez se presentía que no volverían a bailar en vivo.
Se han cumplido 13 meses de la pandemia de Covid-19 en México y junto con esta, varios meses de confinamiento que nos obligaron a cambiar nuestras vidas en todas las áreas.
A ese año de distancia recuerdo que sin duda lo que pensé y que inevitablemente observé durante esos meses; es que la pandemia obligó no solo al gremio periodístico, sino a casi todas las profesiones y oficios a digitalizarse.
La pandemia fue un catalizador que obligó a casi toda la población a acercase como nunca a la tecnología.
La brecha digital se acortó mucho sin duda; sin embargo también reveló una realidad inapelable.
El enorme rezago tecnológico de la mayoría de la población mexicana.
Y es que sin duda el área de las actividades artísticas y culturales; fue la primera que se vio afectada por su prohibición de manera inmediata.
“PROHIBIDOS LOS EVENTOS MASIVOS PRESENCIALES”
Y fue así como de alguna manera todas las instituciones de difusión y creación artísticas y culturales como, en el caso de Xalapa, el Instituto Veracruzano de la Cultural IVEC, y Difusión Cultural de la Universidad Veracruzana, organismos independientes etc; vieron frustradas sus agendas. Eventos que llevan un año de organización previa, se suspendieron categóricamente o bien tuvieron que optar por trasladarlos a plataformas digitales; un trabajo titánico sin duda…aunque los resultados en algunos casos dejaron mucho qué desear.
Esto que he narrado en breves palabras, en realidad ha implicado mucho trabajo; primero darse cuenta de sus deficiencias y carencias en el terreno de conocimiento digital y tecnológico que implicaron varios procedimientos:
*Capacitar a su personal en el uso y aplicación de las nuevas tecnologías.
*Incorporar nuevos perfiles al área laboral acordes a la nueva etapa.
*Gestionar equipos de trabajos distribuidos virtualmente.
*Inversión en equipos y herramientas tecnológicas.
Pero para el periodista cultural fue otro procedimiento del que resultó severamente castigado.
De entrada los daños colaterales como recortes y despidos por falta de presupuesto; obligó a varios periodistas del área cultural a ampliarse y dedicarse también a cubrir otras fuentes o de plano optar por dejar la profesión a un lado.
“LO QUE PENSÁBAMOS QUE SUCEDERÍA EN 5 O 10 AÑOS, SE ESTÁ PRODUCIENDO EN 5 O 10 MESES”
Incluso los artistas tuvieron que adecuarse a esta nueva etapa, dejando de depender de órganos que les ayudaban a difundir su trabajo y ellos mismo se convirtieron en sus propios medios de difusión.
Se convirtieron en PROSUMERS; dicho término no es nuevo para nada nuevo, pero sólo era utilizado para los pocos profesionales freelanceros que optaron por ser sus propios jefes; Que pasaron de ser Consumidores de contenido audiovisual a también producir sus propios contenidos.
Así que se puede observar infinidad de propuestas de artistas, bailarines en individual o compañías de danza; que tomaron a las redes sociales como una plataforma para mostrar sus arte desde el confinamiento.
¿Cuántas veces se hicieron virales imágenes de cantantes o músicos interpretando desde un balcón en la gran ciudad?
Aquí en Veracruz varios bailarines optaron por plataformas como Tik Tok donde a estas alturas no solo son “famosos” por sus videos, sino que han encontrado en ellos muchas ofertas laborales ya sea como artistas o como creadores de contenidos.
Sin embargo cabe señalas que ante este panorama que se podría tornar alentador, le sigue muy de cerca una gran carga.
La primera como mencioné anteriormente, es que solo un pequeño porcentaje de la población mexicana, incluyendo al gremio artístico, cuenta con los recursos, la tecnología y el tiempo para poder dedicarse a ellos como una “marca digital”.
La segunda es que existe una enorme competencia al respecto, por lo que deben capacitarse para lograr crear contenidos más innovadores y así captar a la audiencia.
Y no hablo de convertirse en “influencers”; en una artículo reciente que he leído de Puromarketing.com, dice que varios especialistas aseguran que los “INFLUENCERS” están próximos a extinguirse.
Afirman que la comunidad digital se volverá más democrática y exigirá por tanto más autenticad y realidad de estos personajes que como hemos visto repetidas veces, comienzan a carecer de contenido que aporte un valor real.
Como yo lo veo, es que la pandemia obligó también a las hordas de estos seguidores de influencers, a recapitular su realidad y darle valor real a las cosas que verdaderamente importan.
Sin duda el camino ya está labrado, la puerta ya se abrió, una nueva era de nuestra relación con las nuevas tecnologías ha llegado para quedarse y ser parte de la nueva realidad.
e_varona@hotmail.com
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