Cuando las piedras hablan…
Por. Eva Varona
Sí… no puedo negar que hoy tengo un terrible sabor amargo y un nudo en la garganta.
Apenas es miércoles y ya pasamos desde los “bots” en Twitter en contra del presidente, hasta nuevamente volver a justificar un “Culiacanazo” fallido con demasiados argumentos que no cuadran ni convencen, pero eso sí… como marean.
Y hoy; amanecemos con otra estocada para la sociedad mexicana:
“Ataque a familia LeBarón deja 9 muertos: tres mujeres y seis menores, entre ellos dos bebés”
“No puede ser”… me digo a mi misma, a la que con el paso de las horas se siente muy, pero muy triste y luego muy pero muy encabronada y ahora; simplemente distraída, con la imaginación alerta. Maldita bendición que muchas veces me ayuda a crear cosas geniales pero que ahora y con toda la información recibida al paso de las horas; no quiere visualizar más aquella cruenta escena de unos niños, de unos pequeños de apenas 10 años; fuertemente abrazados como hermanitos que son, buscando refugio del gélido clima que los rodea, tratando de no mirar hacia aquella esquina donde yacen tirados los cuerpos de sus madres, tratando de hablar palabras que no saben, que no han aprendido para definir lo que ha sucedido.
Y con el paso de las horas; el frío aprieta, las lágrimas duelen porque enfrían más sus pequeños cuerpos, algunos ya no pueden llorar más porque duele, duelen físicamente y anímicamente ya no les quedan fuerzas.
Alguna vez leí que un pediatra decía que la gente subestima la fortaleza de los niños; que los vemos frágiles porque científicamente sus cuerpos son pequeños y por ello, lógicamente no soportan mucho el dolor. “Se equivocan” decía; “se sorprenderían saber que muchos niñas y niños tienen más fortaleza de muchos adultos. He atendido a niñas de 10 años dando a luz a un bebé”.
Quiero consolarme un poco pensando en esas palabras que son igualmente desgarradoras y agradecer a la vida que esos pequeños son honestamente unos titanes; héroes que soportaron cada minuto y cada hora con coraje, con furia y sí; miedo, muchísimo temor.
Así de fuerte es el instinto de supervivencia.
Y ahora me toca ver desde temprana hora la conferencia mañanera; es curioso pero a estas alturas, un cierto poder predictivo me hace saber lo que se va a decir y acierto; incluso he creado una especie de fórmula de respuesta donde culpar a la prensa conservadora y gobiernos pasados neoliberales son mencionados sin falta en todas y cada una de las al menos mil mañaneras, hasta el momento.
Pero hoy no tengo ganas de escuchar la misma letanía; aunque debo confesar que anhelaba un poco de consuelo, pero ahora comprendo que el poder, es una maldición que nadie puede controlar.
Hoy; ningún discurso político, ningún tuit, ninguna foto o video, ni palabrerías de una columnista desde Xalapa Veracruz, pueden ni podrán proyectar lo que en este momento esos pequeños han pasado y vivirán a partir de ahora…marcados de por vida.
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