lunes, 22 de enero de 2018

AUMENTO SALARIAL JUSTO, O PROTESTA SOCIAL.

Por Rafael Arias Hernández.
A 307 días del final y a poco más de  cinco meses de las costosas y ya criticadas elecciones, entre otros problemas ineludibles de atender y resolver, destaca el del urgente incremento salarial.
Inaceptable aceptar menos  del 6.7%, porque es lo mínimo consignado en el índice inflacionario general, según INEGI.
Por un lado sindicatos, como los  de trabajadores universitarios, han empezado a emplazar y exigir, aumento del 20 %. Y por el otro, conformismo, desinterés y mediocridad de la alta burocracia bien pagada,  presionan para que no se muevan del 3 % y, consecuentemente, acepten la pérdida de capacidad de compra y el empobrecimiento. ¿Qué hacer ante una inminente y evidente injusticia e irresponsabilidad gubernamental?
En principio hay que tener presente que lo prioritario y urgente, es la gente. Los seres humanos que no se les atiende y eso sí, se les hace pagar todo, desde presiones inflacionarias, y efectos devaluatorios; hasta incremento de impuestos y pago de deuda pública creciente.
Además, a esa misma gente se le manipula y utiliza, sobre todo en época de elecciones, con notorias acciones asistenciales y acondicionadoras políticas, por su alto sentido clientelista electoral. Miles de millones de pesos estatales y federales, en la discrecionalidad y sin control real,  supuestamente orientados a combatir la pobreza.
Como siempre, con cargo al presupuesto cientos de cuestionados programas y acciones oficiales.
En Veracruz,  grosso modo, más de un millón y medios federales, abunda de todo: becas, subsidios, despensas, apoyos, etc.
Tan solo en lo estatal: “600 mil familias ya se benefician con el programa “Veracruz Comienza Contigo” y a partir de febrero iniciaremos acciones para apoyar a madres solteras y a mujeres mayores de 60 años en situación de abandono”
Problema creciente. En general, ante limitados efectos temporales y de corto alcance, es fácil comprobar que a demasiados gobernantes, la gente importa poco o nada.
De ahí que, sin excepción, hay que exigir a todos los que se dicen servidores públicos del presente,  que cumplan y hagan bien su trabajo; no solo a los multiusados del pasado ni a los imaginarios del futuro, cuyo deseo e intención los involucra en alguna elección.
Hoy, se comprueba que 212 camarillas o equipos municipales entregaron y se marcharon, sin puntual y verdadera rendición de cuentas; y deficiencias en entrega decepción.
Se constata también que otros de los responsables actuales, los que son y están, ya deben ser llamados a cumplir con sus deberes y compromisos. Esto es, tanto el gobierno estatal del PANRD, como el federal del PRIVERDE, verdaderamente deben cumplir aquí y ahora con el encargo que tanto aspiraron y lograron;  deben rendir cuentas y no cuentos. Imperioso erradicar ineficiencia y delincuencia gubernamental. No más simulación e impunidad.
Sobre todo, porque ante malos y peores gobiernos, ya empezaron de muchas formas,  desobediencia y  resistencia civil. Inconformidad y malestar social crecientes. El hartazgo es inocultable.
Quienes gobiernan no quieren darse cuenta, atender y ocuparse bien y a tiempo, del desastre. No reconocen, ni aceptan lo que causan y causaron.
Fingen ignorar que no pasa nada y que todo va bien. Incluso, contrarios a la inteligencia y  a importante característica de la habilidad de pensar, piden que solo se vea lo bueno y no se piense en lo negativo.
Ante evidente opacidad, desinformación y simulación oficial. Obligado insistir y preguntar:
¿De qué tamaño es el daño recibido y cuál es ya, el acumulado?
¿Cuál es el total-total de la deuda pública estatal y municipal?
¿Dónde están los miles de millones de pesos presupuestados y desaparecidos?
¿Y los resultados de la entrega recepción?
¿Cuántos despedidos y nuevos contratados van?
¿Renovar o autorizar más concesiones y privatizaciones, para beneficiar a quienes?
¿Cuál es el costo de la reestructuración de la deuda?
¿Por qué ofensivos súper sueldos, prestaciones y beneficios, a funcionarios?
Imprescindible rendición de cuentas, con información actualizada y confiable. Urgente participación y  evaluación social, con garantía a derechos y libertades ciudadanas y sociales.
PRESISTE INFLACIÓN. URGENTE INCREMENTO SALARIAL.
Los hechos alertan gravedad de la situación y adversas expectativas.
Irresponsable no hacer nada, hacer como que se hace y solo ocuparse del entretenimiento y el escándalo.  Inaceptables quienes están en el poder, para no poder.
De entre otros aspectos,  hay que tener siempre presente, que la inflación es un fenómeno económico altamente nocivo, porque afecta la capacidad  y estabilidad del poder de compra, y la capacidad de las finanzas públicas y privadas; perturba certidumbre y estabilidad económica, política y social; afecta crecimiento económico, al alterar y distorsionar decisiones de inversión, consumo y  ahorro; profundiza pobreza, marginación y  desigual distribución del ingreso; y propicia inseguridad.
Sobre todo, cuando elimina muchos de los efectos positivos de la reciente  formalización, que no creación  de empleos, caracterizados además por bajos salarios. 
“Ocho de cada 10 empleos de la histórica cifra de nuevos puestos de trabajo formales que se ha alcanzado en la presente administración federal son remunerados con entre uno ($80) y no más de dos salarios mínimos ($160), de acuerdo con cifras del IMSS”. (El Pulso Laboral.150118).
EL ESFUERZO CONTINUA.
De la historia surgen preguntas y reclamos, que se repiten. ¿Por qué esperar  enfrentamientos y  violencia para cambiar lo que se deba cambiar? ¿Por qué permitir o causar daños y pérdidas, sacrificios y sufrimientos, si se puede prever lo previsible y evitar lo evitable? ¿Por qué no asumir actitudes más responsables y razonables, tolerantes e incluyentes, que den cause a los reclamos e inquietudes, a las necesidades e intereses de la sociedad?
La lección se renueva: nadie está obligado a hacer lo imposible. A nadie se le puede condenar al sacrificio extremo.
Condiciones e Historia pueden ser diferentes si la representación del poder público, reacciona bien y a tiempo; si leyes e instituciones, gobernantes y servidores públicos, atienden y resuelven los evidentes reclamos de justicia, y los urgentes cambios sociales y políticos demandados.
Hoy como ayer, es preciso entender  magnitud, dinámica y efectos del hartazgo social que no se atiende bien y a tiempo.

-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH

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