El Templo Mayor ocupaba el centro del universo y por esa razón no podía ser cambiado de lugar. A ello se debe que cada vez que querían agrandarlo, se construía un nuevo edificio sobre el anterior conservando las mismas características fundamentales, es decir, dos capillas en la cúspide y escalinata doble en la fachada principal. De esta manera se procedió, al menos en siete ocasiones.
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