lunes, 3 de diciembre de 2018

EL INTENTO QUE COMIENZA. EXIGIR A TODOS:”NO MENTIR.NO ROBAR. NO TRAICIONAR” AL PUEBLO.


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Por Rafael Arias Hernández.
Más que discursos, declaraciones y buenas intenciones. Para
erradicar ineptos y corruptos, en los hechos, se requiere de
información, seguimiento y control, así como de verdadera
fiscalización institucional y permanente participación y evaluación
social.
Todo intento, acción o política gubernamental requiere de legitimación
y respaldo social.
Ni abyección de cómplices y carnales; ni simulación, manipulación y
entretenimiento de responsables y culpables. No más continuidad de
la impunidad.
El cambio va, apenas empieza, habrá más decisiones y anuncios,
ajustes y modificaciones en múltiples aspectos. Participar y evaluar,
responsable y libremente, es uno de los retos.



De los principios y lineamientos establecidos por el nuevo gobierno,
algunos destacan, para aplicarse y tenerse presentes. Urge hacer
todos los esfuerzos, por lograr "la purificación de la vida pública
de México", garantizándose siempre un "auténtico Estado de
derecho", y que a nadie le estará permitido violar la Constitución o
las leyes: "No habrá impunidad y se van a cancelar, abolir, los
fueros y los privilegios", asegura el nuevo Presidente de México.
SENCILLO Y CLARO.
Hay, sin duda, mucho por hacer y más que enfrentar o resolver.
Imprescindible informarse y participar, no se puede cambiar lo
que no se conoce, ni intervenir con éxito, en lo que no se atiende
y entiende, sigue y controla.
Crecen conflictos y problemas, necesidades y rezagos; se
heredan o son nuevos, no desaparecen, ni son de otros, son de
nosotros, incluyendo asegurar un buen gobierno, aquí y ahora.
En principio, es de reconocerse a la IV Transformación, que a
diferencia de otros grandes momentos de nuestra Historia, el cambio
iniciado hasta hoy es pacífico y civilizado, aunque no es ni será fácil y
rápido.
Nunca olvidar, que en esencia, el factor determinante, es y seguirá
siendo la voluntad ciudadana y social, conocida como soberanía
popular. Base y esencia, que no puede ni debe ignorarse, minimizarse

y desaprovecharse; simplemente, porque es origen y destino, no
contrapeso ni superficialidad.
Participación y evaluación social permanente, que es imprescindible
para gobernar al gobierno, para reconocer o reprobar, para elogiar o
condenar sus acciones, programas y políticas.
En una Democracia se otorga el privilegio de la representación
temporal, no el poder ilimitado, ni fuera de controles y contrapesos.
Individuo y sociedad determinan siempre, tipo de Estado y gobiernos.
Por lo pronto, se coincide que es fundamental cambiar fondo y forma
de muchos aspectos del Estado Mexicano, en todos sus ámbitos de
gobierno. Sería un grave error atender y concentrarse solo en el
nacional o federal, y abandonar o subordinar lo estatal y municipal
que, dicho sea de paso, abundan en características y diferencias
propias. Inevitables, surgen las preguntas.
¿Hacia otro tipo de federalismo o de centralismo? ¿Cuál es la
estrategia de cambio, con sus etapas, objetivos y metas?
Lo cierto es que se está, ante la oportunidad de atender bien y a
tiempo, a millones de mexicanos víctimas y sacrificados, que reclaman
su derecho a salir de la pobreza y marginación, a tener más y mejores
oportunidades, y un proyecto de vida digno y propio.
Hoy por hoy, es hora de la verdad. Ser o no ser ante el negado,
escamoteado, escondido, minimizado, postergado pero inevitable
cambio social. Obligación que persiste y persistirá, en el ejercicio y
permanencia responsable de la buena gobernabilidad, que debe en
verdad y con resultados positivos, comprometerse y esmerarse en
atender, bien y a tiempo, el cambio prometido y requerido.
Probado está que el gobierno, los gobiernos, no tienen ni deben
sostenerse o mantenerse a toda costa ni a cualquier costo.
Sobre todo, cuando se caracterizan y funcionan, en la
irresponsabilidad, ineficiencia, corrupción e impunidad; a base
también, de arbitrariedad, injusticia, ineptitud, mediocridad y hasta
delincuencia.
Es prioritario entender y atender magnitud, dinámica y alcances del
cambio social. Para empezar, hay que exigir que se atienda bien y a
tiempo; y además, cambiar lo que se deba cambiar, porque reformarse
y actualizarse, es también deber ineludible del gobierno. Si no lo hace,
si no cumple con su doble obligación, de enfrentar el presente y prever
el futuro, entonces hay que cambiar el gobierno y, desde luego,
señalar responsabilidades, enjuiciar y aplicar las sanciones

correspondientes. De lo contrario gobernará la irresponsabilidad, la
corrupción y la impunidad.
De muchas formas la realidad señala y exige pensar en lo que se
hace, y hacer lo que se piensa. Si no hacemos nada al respecto, es
porque simple y sencillamente no pensamos en ello, no nos interesa o
no le damos la debida importancia.
Presionados por la rapidez de los acontecimientos, de muchas formas
nos vemos obligados a seguir inercia y dinámica, de las
consecuencias. Se induce a no detenerse a pensar, analizar,
reflexionar y evaluar lo que debe y puede hacer el gobierno.
Imprescindibles transparencia, acceso a la información, y oportuna y
clara rendición de cuentas.
Si algo distingue y caracteriza a la forma de vida contemporánea es el
de la velocidad. Todo marcha rápido. Tal parece que los
acontecimientos dominan y hasta determinan las decisiones. Total no
pensar es mas cómodo.
Así, para la estupefacta población, hay que hacer algo, pronto y bien.
Las mayorías silenciosas sólo saben que sus problemas crecen y se
agravan. Muchos no creen, ni esperan nada de nadie. Tienen bien
identificados, tanto el show como a sus protagonistas; a políticos,
comunicadores y académicos. Saben de sus alcances y limitaciones.
También de sus simulaciones y realidades, de sus errores y aciertos.
En fin. Preciso dar seguimiento y evaluar a los gobernantes.
Imprescindible valorar lo que hacen y no hacen, simplemente porque
son, por principio y en esencia, servidores públicos obligados, todo el
tiempo y en todo lugar, a Transparencia, Rendición de Cuentas y
Acceso Público a la Información.
Quienes gobiernan sin estos instrumentos de la democracia moderna,
pertenecen a otro sistema; al basado en la simulación, el engaño, el
voluntarismo y el secretismo gubernamental.
El intento del cambio decidido en urnas apenas empieza. Falta
mucho… reconocida virtud, hacer realidad lo prometido.

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