lunes, 17 de diciembre de 2018

REINOS MUNICIPALES DE OPACIDAD, INCAPACIDAD Y RAPACIDAD.


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Por Rafael Arias Hernández.
En pleno intento de cambio. A unos días, de iniciar los nuevos gobiernos
federal y estatal, los Ayuntamientos en Veracruz, cumplen un año en
funciones.
Nada nuevo en los anacrónicos y desgastados actos tradicionales, del
egocéntrico discurso y la suntuosa e intrascendente ceremonia, del mal
llamado informe, en donde se resaltan algunos logros, más y mejores
intenciones futuras, y un torrente de excusas y pretextos. Excepciones
aparte. Todo para foto, y autopromoción.
Municipios cuestionados. Inseguridad creciente, que se siente. Urge poner
la basura en su lugar. Sin saneamiento. Nada de que, “lo del agua al agua”.
Aumenta inmovilidad y tráfico infernal. Costosa y lenta burocratización.



Inocultables, crecientes necesidades sociales innumerables problemas
sin resolver, obligan a preguntar. ¿Y dónde está el cumplimiento de la
obligación gubernamental de informar y hacer accesible toda la información
pertinente, actualizada y pormenorizada? ¿Cuál fiscalización verdadera y
aplicación real, de las leyes a ineficientes, corruptos y delincuentes
municipales? ¿Y la participación y evaluación social, hasta hoy limitada y
condicionada, simulada y manipulada?
Pocos servidores municipales, pasan la prueba del desempeño positivo.
Demasiados son vivos ejemplos, beneficiarios de la opacidad y la
burocratización. Incluso ignoran, menosprecian y desatienden otros
deberes y obligaciones.
No me crea, consulte fuentes y portales informativos municipales y
compruebe, si acaso se cumple, para empezar, con presentar, actualizar y
difundir la información básica y fundamental. ¿Y el costoso e inútil IVAI?
¿Qué del caro Órgano de simulación superior (ORFIS), y de la encubridora
Legislatura estatal?
Ni el fácil aplauso, ni el rechazo por ignorancia.
Imprescindible nunca olvidar, que en una Democracia responsable, es
obligatorio evaluar el desempeño, para reconocer, consolidar y fortalecer
lo bueno; y para también identificar y señalar lo malo. Preciso identificar
logros y avances, si los hay; y al mismo tiempo, errores, pérdidas y
pendientes, que abundan por evidentes.
Y hay que insistir y repetirlo. Para saber es indispensable contar con la
información, y no solo con el discurso, informe o boletines de los presuntos
responsables de gobernar.
Por eso los cuestionamientos son actuales y vigentes.

Para empezar por el principio, ¿cumplen y han cumplido gobernantes,
funcionarios y servidores públicos municipales con su obligación
permanente e ineludible de informar y transparentar sus actividades y
resultados?, ¿lo hacen, cuando menos, como lo establece la ley?
Pocas veces, como en los llamados informes municipales, se tiene
oportunidad de apreciar y comprobar, los alcances de la inercia, costumbre
o forma sistemática de eludir las responsabilidades; de aceptar de hecho
las omisiones o complicidades, al dejar hacer y dejar pasar.
O, lo que es peor, es altamente preocupante, simplemente ignorar los
alcances de los daños ocasionados, no hacer nada o muy poco, respecto
al sin número de oportunidades de mejoramiento y superación que pueden
aprovecharse, en un cambio de gobierno de magnitud nacional y estatal.
Mal se empieza, cuando no se aprovecha el impulso de la anunciada
transformación.
Alerta, que ahora se sabe y trasciende, que una situación como la que se
vive, presenta otras involuciones y debilitamientos institucionales,
adicionales a la falta de disposición, al cumplimiento puntual del deber de
todo gobernante y servidor público, de transparentar todas sus acciones,
informar y garantizar su acceso público, actualizado y confiable.
Se ignora, no se sabe bien alcance y consecuencia, del desempeño de
quienes son responsables o culpables de quebranto, daño, obstaculización,
sabotaje, debilitamiento y destrucción institucional.
Opacidad evidente, para impedir, distorsionar o sabotear. Sobre todo,
cuando en estos días de transición, predomina la manifiesta decisión e
intención de los veracruzanos de cambiar, tanto para facilitar y hacer
realidad la alternancia, como para transformar y consolidar estructuras,
funciones y resultados que caractericen a un buen gobierno.
Por lo que no hay de otra, se debe insistir, exigir y preguntar, a todos los
gobiernos municipales, que difundan: ¿Los resultados de la entrega
recepción? ¿De qué tamaño fue el daño recibido y cuál es ya, el
acumulado por el Ayuntamiento actual? ¿A cuánto asciende el total-total de
la deuda pública municipal?
La población tiene derecho a saber; pero antes que todo, los que gobiernan
tienen la ineludible obligación de informar.
En fin, mucho por hacer al respecto, en todos los ámbitos de gobierno.
Probado está que opacidad y rapacidad gubernamental, facilita pérdidas y
daños, limitaciones y sacrificios de la población que no está obligada a
sostener ineptos y corruptos, simuladores y distractores.
GASTO PÚBLICO A DEBATE.

Solo como un adelanto. Ahora que presentan, discuten y aprueban los
diversos presupuestos oficiales. Se debe resaltar, la importancia del tema
presupuestal, su seguimiento y control, su fiscalización y evaluación, tanto
a nivel federal, como estatal y municipal.
Se sabe porque se padece, que se comete el error y a pagar las
consecuencias.
Diversos estudios apuntan hacia la atención urgente del tema. De entre
ellos, vale la pena abordar en su momento, el realizado a petición de
autoridades mexicanas, que el Banco Mundial preparó, conocido como: la
Revisión del Gasto Público (Public Expenditure Review), 2016.
http://documentos.bancomundial.org/curated/es/444881472615646659/pdf/
AUS10694-WP-P150646-PUBLIC-SPANISH-
UnitedMexicanStatesPublicExpenditureReviewFinalReportEnglish.pdf
Versión que aunque todavía no incluye los devastadores efectos de la
devaluación, las presiones inflacionarias y las consecuencias
privatizadoras, da una idea de la magnitud y complejidad de la
problemática, de antes del triunfo de la IV transformación como proyecto de
nación, que también tendrá que incluirse.
Por ahora baste recordar que respecto a la administración de los escasos
recursos públicos, no sólo se trata de exigir transparencia, rendición de
cuentas, buenos resultados y eficiencia al gobierno; se trata también y al
mismo tiempo, de llamar la atención acerca de la necesaria y permanente
fiscalización y evaluación social.
En general, se debe exigir cumplimiento puntual de responsabilidades y
obligaciones a todo servidor público, sin excepción.
Imprescindible sujetar a todos, al Estado de derecho; garantizar que
gobernantes, funcionarios y empleados, se caractericen por su eficiencia y
honestidad, en la administración de los recursos públicos, en el ejercicio
de las atribuciones institucionales conferidas y, desde luego, en la
optimización atención y previsión de las prioridades y necesidades de la
población. Lo financiero es clave.

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