Por: Mario Javier Sánchez de la Torre.
El 17 de octubre del 2019, sin lugar a dudas, fecha negativamente histórica para México. A la fecha, en aproximadamente 45 años de periodista y muchos más de edad, no había tenido conocimiento de un acontecimiento así en nuestro país.
Pues independientemente que pone en evidencia varias situaciones de tipo gubernamental, así como personales, de cómo están las cosas al interior en la actual administración federal, lo grave del asunto es el precedente que ha quedado.
Precedente que por las consecuencias que se supone puede haber, exige la renuncia de algunos de los servidores públicos de primer nivel que han fallado en su responsabilidad. Cómo el titular de la Secretaria de Seguridad Pública (SSP), el pluripartidista Arturo Durazo, y la segunda en jerarquía de poder dentro del gobierno federal, la ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) Olga Sánchez Cordero. Por el momento.
Aunque lo expuesto en el párrafo anterior seguramente no sucederá. Lo que sí pasará, será como siempre sucede en estos casos que el hilo se reventará por lo más delgado y aunque por el momento lo sucedido en el Estado de Sinaloa el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador no lo considera grave, seguramente rodarán algunas cabezas con el objetivo de justificar
aquello que el “gabinetazo de seguridad” considere que fueron errores de procedimiento de las fuerzas del orden.
Pues a poco más de diez meses de detentar y ejercer el poder, resultaría bastante ridículo tratar de culpar de las fallas tenidas durante el enfrentamiento a los “conservadores”, a las “administraciones neoliberales” anteriores. Léase gobiernos panistas y priistas.
Los mexicanos sabemos que en su actuar el Ejercito de México, la Marina Armada de México, la Guardia Nacional y las policías estatales y municipales, deben de tener mucho cuidado en sus acciones, ya que no deben violentar los derechos humanos de ningún ciudadano, incluyendo a los delincuentes. Pues como ya lo expresó el presidente López Obrador, también son seres humanos. A éstos hay que acusarlos con sus madrecitas.
Pero independientemente de todo lo anterior, lo más grave de todo este asunto es el desenlace que tuvo. Pues el haber dejado que se fuera el apodado “Chapito”, hijo del capo Guzmán Loera o “el chapo”. A ocasionado no solamente al interior del país, sino también a nivel internacional, independientemente de lo que digan nuestras autoridades federales, una imagen muy negativa para el país, que por lógica acarreara consecuencias no solo en lo político, sino también en lo económico.
Por lo que surgen los cuestionamientos ¿Cómo se podrá solucionar este grave asunto? ¿Tendrá solución? Usted qué OPINA, estimado lector. Hasta el miércoles. noti-sigloxxi@hotmail.com (Fech. Púb. Lun. 21-octubre-19)
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