El ex líder de los trabajadores de Pemex, Carlos Romero Deschamps, pasó de ser el hijo de una familia humilde de Tampico, Tamaulipas, a dirigir durante 26 años el sindicato más importante del país.
De la escasez llegó a un desmedido bienestar y al poder con propiedades millonarias en Acapulco, Cancún o Miami, yates y aviones, relojes y joyas, muestra de ello son las fotografías que fueron difundidas en reiteradas ocasiones que mostraban el alto nivel de vida de sus hijos Paulina y José Carlos, a bordo de aeronaves y automóviles de lujo.
Durante cuatro sexenios, Romero Deschamps fue privilegiado por el presidente en turno, al frente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM); ha sido dos veces senador y diputado federal en tres ocasiones y fue jefe de una cúpula sindical que desde la expropiación petrolera en 1938 actúa sin contrapesos en su vida interna, con fama de dispendio fabuloso y poderío político, al desarrollarse cerca de Joaquín Hernández Galicia, La Quina, con quien creció y era paisano de Tampico, Tamaulipas.
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