viernes, 11 de agosto de 2017

Verba brava.

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LA VERDAD EN BOCA PROPIA

Por Antonio Trujillo y Perdomo

Los batos o las doñas que pretendan administrar Veracruz a nivel gubernatura, procedan del partido que fuere o sin él, deberán abrir las orejas y los oclayos para entender que los votantes han madurado un resto en los últimos años. Ya no es posible que políticos agarren de majes a los potenciales votantes.
Muchas verdades sobre quiénes son ellos y cómo se han comportado a través de sus vidas políticas o inclusive privadas son dadas a conocer con prontitud, las redes sociales, los memes aparecen de volada y el chisme wasapero los encueran de volada. Son exhibidos no solo por la generación milenial y la centenial, sino también por la ruco-nial, tochos morochos se enteran hasta de cosas nimias.

Con poses de fotografía besando un chamaco moquiento, un don o una doña en efusivo abrazo con un campesino sudoroso, o besando a una señora grasienta y jodida de la coloña paupérrima ya no convencen a nadie; se engañan a sí mismos. Esa farsa de la foto posada ya deben archivarla en el pasado electoral. Ya fue, ya no más, ¡ay, no memes!

Lo mismo deberá hacerse con los mítines llenos de acarreados con torta, chesco de grosella y una naranja, y con sus respectivos 150 pesillos para cada miembro de la familia que se les pegue para hacer bulto y bulla. Dinero tirado a la basura porque al final de cuentas muchos de esos acarreados ni votan o lo hacen por otros partidos del que los contrató para el barullo. Eso ya también fue. Ya chale.

El hervidero político en el país tendrá su punto alto de ebullición en Marzo Abril y Mayo de 2018, en esos meses se repetirá el escenario que desde hace 90 años se mira en la historia electoral de nuestro país, purito inche circo, cuando se esté en la contienda para elegir preciso, goberneytors, senadoreytos, diputeybols, locatarios y federicos y demás runfla de presupuestívoros vividores de la política de los cuales pocos, poquísimos,

poquisisisisisimos verdaderos servidores públicos comprometidos con el desarrollo de la comunidad a la que han servido, que hayan cumplido con eficiencia, honestidad, ética política y personal. Sí chucha, cómo no.

Miles de espectaculares con retrato retocado con aplicaciones de diseño computacional, para que las y los candidatos se vean chulo de bonitos, guapérrimas, sensuales, estiraditos sin arruga, menos prietos, serios, con cara de yo no fui, miles de ellos serán colocados al borde de calles, carreteras, caminos vecinales, sanitarios, cantinas, picaderos, antros y casas de mala nota pero buena carne. Así ha sido siempre, pero ya no más.

Así mismo en la radio, la televisión, los impresos, en los portales soltarán metralla mediática a granel promoviendo a todos los candidatos con una pretendida medida impuesta por los organismos electorales, será como siempre ha sido, hasta el hartazgo. Pero esa ha sido la costumbre.

En Veracruz también padeceremos de esta batalla publicitaria, no nos salvaremos sin embargo se antoja que dado que al menos se vislumbra especulativamente que en la candidatura a la gubernatura estarían tres políticos honestos, educados y con credibilidad quizá el panorama de campaña fuera diferente, con ideas, con propuestas, con visión, con sentido común y sobre todo con el deseo de servir a los demás desde una posición de gobierno misma que han utilizado nefastos tipejos para enriquecerse, para sobajar el concepto de política de servicio y para destruir la historia del pueblo veracruzano. Quizá aquí no prosperará el discurso bajuno, la caña de pescar, los montajes de fotografías, los memes insidiosos, la grosera declaración, eso esperaríamos; dignificación de la política.

Sabido y comentado es que la política no es sino va siendo según las circunstancias, en estas tempranas fechas de precandidaturas algunos contemplan la posibilidad de que pudieran ser postulados por sus respectivos partidos o por coaliciones, en el caso del PAN –PRD, Miguel Ángel Yunes Márquez; por el PRI, Pepe Yunes Zorrilla y en una eventual oportunidad por el Verde o como simpatizante del PRI (en caso de que el

Sábado, la Asamblea Nacional apruebe el pre dictamen dado en Campeche) don Ricardo Ahued. Más otros que por el momento no alcanzan a verse.

En un ejercicio que a algunos pudiera parecer ocioso, instalados en el umbral de la especulación adivinatoria si los veracruzanos viéramos a estos tres políticos en campaña a la gubernatura, sería una decisión difícil escoger a alguno.

Con el conocimiento de la trayectoria que se tiene de los tres posibles prospectos se les puede catalogar de congruentes, honestos, inteligentes y con auténtico conocimiento de la responsabilidad de un servidor público.

Si aunado al posible escenario presentado, los tres se olvidaran de las sobadas prácticas de campañas sin calidad y acorrientadas por el abuso de la ignorancia política y en cambio se presentaran ante los votantes a conquistar con proyectos viables, con soluciones tangibles, con programas prácticos y en resumen hablándoles con la verdad, con la realidad, con honestidad de lo posible sin mentir con falsedades como la de hacer un puente donde no hay rio y mandar a hacer un rio para construir el puente prometido, entonces con la verdad en la boca, -digo yo- lograrían adeptos a su causa.

El extra y quizá definitorio discurso sería la trayectoria de cada uno de ellos, los logros obtenidos en las tareas que les han sido encomendadas en el servicio público, mostrar lo que han logrado a través de sus carreras políticas.

Lo que no deja de ser cierto es que candidatos de tochos los partidos contratan a supuestos asesores de imagen, a consultores nacionales e internacionales en mercadotecnia pagados con millonarias sumas, mercadólogos internacionales, y una sarta de “probados hacedores” de políticos triunfadores en otras latitudes menospreciando a talentos locales porque son prietos y chaparros. Candidatos gustan del autoengaño.

Si un candidato cuenta con un bagaje de trabajo social y político honesto y productivo y es demostrable, entonces es posible que con ese discurso se erija en triunfador o al menos esos resultados del pasado serían factor importante o quizá en algún momento, determinante.

Aunque algunos no lo consideren así, los pueblos sí tienen memoria de las cosas buenas que hace un político, tanto como de las cosas malas. En Veracruz se demostró en 2016, el PRI perdió entre otras cosas, porque recordó negativamente a La Nauyaca y al Javis “N”. ¿Qué, no?

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