¿Éxitos del bienio aliancista?
Gaudencio García Rivera
Cumplirá en la víspera Miguel Ángel Yunes Linares 9 meses de haber sido ungido al trono del olivo y del incienso de Palacio de Gobierno, a base de una guerra sucia, del fango y del cochinero que le resultó muy útil contra su primo hermano Héctor Yunes Landa. Historia, pues.
¿Kramer contra kramer? Más bien el clásico pasaje bíblico: Caín contra Abel. Pero ¿quién es quién? En la lógica común, todos saben quién es Abel.
Su bienio, su nepotismo orgulloso como decía José López Portillo en la cresta del poder, su ilusionismo que ejerce como el gran escapista húngaro Harry Houdini –el lumpen que coma hologramas de bienestar social-, su discurso populista, divisionista y callejero, lo eclipsó Javier Duarte y su cofradía.
Todo lo que prometió en la encendida y fangosa campaña electoral, se le esfumó de las manos. El bienestar social, empleos, la activación económica, derechos humanos, feminicidios, salud, reinserción social, inseguridad pública y deuda pública, resultaron una entelequia, una burda patraña, un socavón.
Le quedó grande el caballo bayo.
El Gobierno del Cambio es una contradicción, una pobreza intelectual. No ha podido activar la palanca ni pulir la piedra para pasar al escalón del bienestar social. Sus ofrecimientos han sido pueriles y los resultados que saltan a la vista sin eufemismo son patéticos.
Los 9 meses del bienio se la ha pasado persiguiendo al equipo del exgóber, el mofletudo Duarte, con los cuales pactó con algunos de ellos en los drenajes del poder público, pero con el reloj en contra no le alcanzará el tiempo para meter en prisión a una veintena de los 300 duartistas que tiene en mente aprisionar.
Permanecen intocables los diputados federales Érick Lagos Hernández, Adolfo Mota Hernández, Nohemi Guzmán Lagunes, Antonio Tarek Abdalá y Edgard Carrera Spinoso, así como los diputados locales Vicente Benítez González y Juan Manuel Castillo González.
Alberto Silva Ramos, otra historia, va en proceso de desafuero.
En su estridente inquisición para desarticular los resabios del fidelismo, no ha reparado que el Gobierno no sólo debe centrarse en los males endémicos de su antecesor si no en la urgente resolución de otros rubros sociales que están haciendo agua. Duarte y su cofradía lo eclipsó.
¿Dónde quedaron los genios y sabios del bienio para resolver la deuda pública? ¿Dónde están los operadores para resolver los problemas sociales que concatenaron los adeudos millonarios con el sector privado? ¿Dónde están los puentes de comunicación para conciliar con los adversarios, críticos y malquerientes?
El bienio del Cambio ha sido hasta ahora una política “engañabobos”, pueril y sevicia. Los resultados han sido pírricos y los acuerdos con el presidente EPN han sido manejados con singular opacidad, porque ni el góber concuspicente ni su vocero de prensa pormenorizan los beneficios que otorga para Veracruz, ya sea por un
comunicado de prensa o el opaco portal de Comunicación Social.
¿Por qué ya no le exige al presidente EPN que la deuda pública de Veracruz la absorba el Fideicomiso de Riesgos para los estados que administra la Secretaría de Hacienda y Crédito Público? Si lo hizo, ¿Por qué ha guardado silencio a la sociedad civil? ¿Por qué dejó de lanzar anatemas radicales contra la Federación? ¿Qué lo motivó a bajar el discurso incendiario?
El imaginario colectivo no se traga el viejo ardid de que el góber es ahora un samaritano con EPN y de que ahora son hasta cuates. Eso es simplemente asumir una política “engañabobos”, que por supuesto, es execrable. Una ofensa.
El titular del Poder Ejecutivo está replicando los mismos vicios del patrimonialismo, falta de transparencia, impunidad y corrupción en el Gobierno del Cambio de su antecesor. ¿Por qué dejó de exigir a la federación que la repartición de las partidas federales a los estados, principalmente a Veracruz, sea injusta, inequitativa y desigual?
Veracruz aporta más a la federación, de lo que éste devuelve a la entidad. Tan sólo Fondo de Aportaciones para la Educación Básica y Normal (FAEB) y el Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y el Gasto Operativo (FONE), por citar dos rubros, son injustos, dañinos y explosivos para los ingresos de 24 estados del país hasta el 2030 que están diseñados.
¿Por qué no exigir a la bancada panista del Congreso de la Unión y al líder nacional del PAN, Ricardo Anaya –se encuentra actualmente en el ojo del huracán con la súbita riqueza patrimonial la de él y su familia-, consense un nuevo
decreto para equilibrar una nueva Coordinación Fiscal con la Federación?
Estas y otras perlas como la deuda pública están en la carpeta de prioridades del bienio yunista, pero curiosamente, ha sido soslayadas o remitidas al limbo hasta nuevo aviso. Queda patente, pues, que los problemas endémicos de Veracruz se negocian en los drenajes del poder público, en los oscurito para beneficio de la partidocracia y de la cleptócracia.
Los ciudadanos, los votantes y contribuyentes solo son tomados en cuenta en el preludio, en las campañas electorales y en las votaciones. Es la escenografía del Cambio por la que usted votó.
Si no se exige a los diputados locales, federales, alcaldes, gobernadores y presidente de la república, que defiendan a los votantes, la clase política seguirá utilizando como carne de cañón a los electores. ¡A despabilarse ya, ya, ya! Comentarios a gau41@hotmail.com
Gaudencio García Rivera
Cumplirá en la víspera Miguel Ángel Yunes Linares 9 meses de haber sido ungido al trono del olivo y del incienso de Palacio de Gobierno, a base de una guerra sucia, del fango y del cochinero que le resultó muy útil contra su primo hermano Héctor Yunes Landa. Historia, pues.
¿Kramer contra kramer? Más bien el clásico pasaje bíblico: Caín contra Abel. Pero ¿quién es quién? En la lógica común, todos saben quién es Abel.
Su bienio, su nepotismo orgulloso como decía José López Portillo en la cresta del poder, su ilusionismo que ejerce como el gran escapista húngaro Harry Houdini –el lumpen que coma hologramas de bienestar social-, su discurso populista, divisionista y callejero, lo eclipsó Javier Duarte y su cofradía.
Todo lo que prometió en la encendida y fangosa campaña electoral, se le esfumó de las manos. El bienestar social, empleos, la activación económica, derechos humanos, feminicidios, salud, reinserción social, inseguridad pública y deuda pública, resultaron una entelequia, una burda patraña, un socavón.
Le quedó grande el caballo bayo.
El Gobierno del Cambio es una contradicción, una pobreza intelectual. No ha podido activar la palanca ni pulir la piedra para pasar al escalón del bienestar social. Sus ofrecimientos han sido pueriles y los resultados que saltan a la vista sin eufemismo son patéticos.
Los 9 meses del bienio se la ha pasado persiguiendo al equipo del exgóber, el mofletudo Duarte, con los cuales pactó con algunos de ellos en los drenajes del poder público, pero con el reloj en contra no le alcanzará el tiempo para meter en prisión a una veintena de los 300 duartistas que tiene en mente aprisionar.
Permanecen intocables los diputados federales Érick Lagos Hernández, Adolfo Mota Hernández, Nohemi Guzmán Lagunes, Antonio Tarek Abdalá y Edgard Carrera Spinoso, así como los diputados locales Vicente Benítez González y Juan Manuel Castillo González.
Alberto Silva Ramos, otra historia, va en proceso de desafuero.
En su estridente inquisición para desarticular los resabios del fidelismo, no ha reparado que el Gobierno no sólo debe centrarse en los males endémicos de su antecesor si no en la urgente resolución de otros rubros sociales que están haciendo agua. Duarte y su cofradía lo eclipsó.
¿Dónde quedaron los genios y sabios del bienio para resolver la deuda pública? ¿Dónde están los operadores para resolver los problemas sociales que concatenaron los adeudos millonarios con el sector privado? ¿Dónde están los puentes de comunicación para conciliar con los adversarios, críticos y malquerientes?
El bienio del Cambio ha sido hasta ahora una política “engañabobos”, pueril y sevicia. Los resultados han sido pírricos y los acuerdos con el presidente EPN han sido manejados con singular opacidad, porque ni el góber concuspicente ni su vocero de prensa pormenorizan los beneficios que otorga para Veracruz, ya sea por un
comunicado de prensa o el opaco portal de Comunicación Social.
¿Por qué ya no le exige al presidente EPN que la deuda pública de Veracruz la absorba el Fideicomiso de Riesgos para los estados que administra la Secretaría de Hacienda y Crédito Público? Si lo hizo, ¿Por qué ha guardado silencio a la sociedad civil? ¿Por qué dejó de lanzar anatemas radicales contra la Federación? ¿Qué lo motivó a bajar el discurso incendiario?
El imaginario colectivo no se traga el viejo ardid de que el góber es ahora un samaritano con EPN y de que ahora son hasta cuates. Eso es simplemente asumir una política “engañabobos”, que por supuesto, es execrable. Una ofensa.
El titular del Poder Ejecutivo está replicando los mismos vicios del patrimonialismo, falta de transparencia, impunidad y corrupción en el Gobierno del Cambio de su antecesor. ¿Por qué dejó de exigir a la federación que la repartición de las partidas federales a los estados, principalmente a Veracruz, sea injusta, inequitativa y desigual?
Veracruz aporta más a la federación, de lo que éste devuelve a la entidad. Tan sólo Fondo de Aportaciones para la Educación Básica y Normal (FAEB) y el Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y el Gasto Operativo (FONE), por citar dos rubros, son injustos, dañinos y explosivos para los ingresos de 24 estados del país hasta el 2030 que están diseñados.
¿Por qué no exigir a la bancada panista del Congreso de la Unión y al líder nacional del PAN, Ricardo Anaya –se encuentra actualmente en el ojo del huracán con la súbita riqueza patrimonial la de él y su familia-, consense un nuevo
decreto para equilibrar una nueva Coordinación Fiscal con la Federación?
Estas y otras perlas como la deuda pública están en la carpeta de prioridades del bienio yunista, pero curiosamente, ha sido soslayadas o remitidas al limbo hasta nuevo aviso. Queda patente, pues, que los problemas endémicos de Veracruz se negocian en los drenajes del poder público, en los oscurito para beneficio de la partidocracia y de la cleptócracia.
Los ciudadanos, los votantes y contribuyentes solo son tomados en cuenta en el preludio, en las campañas electorales y en las votaciones. Es la escenografía del Cambio por la que usted votó.
Si no se exige a los diputados locales, federales, alcaldes, gobernadores y presidente de la república, que defiendan a los votantes, la clase política seguirá utilizando como carne de cañón a los electores. ¡A despabilarse ya, ya, ya! Comentarios a gau41@hotmail.com
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