Por Silvia Núñez Hernández
Veracruz, Ver.
05 de septiembre del 2017
La misoginia del gobierno del cambio
*No es lo mismo ser borracho, que cantinero
Muertos por ejecuciones, personas desmembradas, periodista amenazado de muerte. Todo esto en una sola semana.
Todo en un estado como Veracruz en donde antes reinaba la paz. Donde antes, sus habitantes se dedicaban a su “dicharachera” forma de vida y quienes visitaban la entidad o el puerto, quedaban maravillados por la hospitalidad de “El Jarocho”.
El día de ayer leía una columna de una señora periodista, quien advertía y detallaba el gran trabajo que se encuentra realizando el titular de la Fiscalía General del Estado de Veracruz (FGEV), Jorge Winckler Ortiz. Detallaba en su trabajo de opinión cuando lo conoció y él con toda su capacidad como abogado, atinó a resolver los casos como el de María Josefina Gamboa Torales y la violación de Daphne Fernández por parte de “Los Porkys” de Costa de Oro. El antes y después es contundente. Podríamos advertir que antes no podía permitirse omisiones a las que actualmente ejecuta a diestra y siniestra.
Jorge Winckler Ortiz al recibir la FGE a su control dio un viraje en su forma de conducirse. Dicen psicólogos especializados que una persona con poco o nulo equilibrio en su persona, puede presentar cambios drásticos en su conducta y más, cuando recibe un coto de poder. Su conducta se traduce a todas las frustraciones que un sujeto haya experimentado en su vida y al tener un determinado poder, lo traduce en actos absolutamente negativos y una conducta totalmente reprochable.
En los tiempos que la señora periodista alude a la persona del hoy fiscal, tuve oportunidad también de mantener una cercanía constante con Winckler Ortiz. Como defensa de María Josefina Gamboa Torales, hoy diputada local en el Congreso de Veracruz, tuve la oportunidad de entrevistarlo y hasta viajar con él a la ciudad de Tuxpan –en donde no me fue permitido ingresar al penal para presenciar las condiciones en las que se encontraba la Gamboa Torales-. Tiempos en donde el hoy fiscal, tenía mi simpatía y confianza por estar “luchando” –supuestamente- por las injusticias de la sociedad veracruzana.
Cierto también es, que no siempre “luchaba por las mejoras de la sociedad”. En una ocasión me prometió coadyuvar con la no privatización del agua, situación que me hizo asistir a su casa en Costa de Oro –pues había sido operado de una pierna- para explicar sobre la necesidad de realizar un amparo para que la sociedad lo firmara y así impedir que negociaran con derecho legal de los ciudadanos. Quedó en promesa, pues pese a decirme que si lo haría y esperara su apoyo como abogado, en los próximos días solo recibí largas y entendí que ya no quería ayudar. No quiso realizar el amparo tal. No dudo que le hayan ordenado que no lo hiciera, pues unas de las pretensiones más sólidas que mantiene el yunismo actualmente, es privatizar el agua y violar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y los tratados internacionales. Ya con “el pinche poder”, pueden hacer y deshacer a gusto y placer. Para ello sirve la política. Es parte de la reformas estructurales de Peña Nieto y que el panismo aplaude y participa.
Pese a su negativa, mi simpatía hacia él era genuina y luego se vino la campaña política para alcanzar la gubernatura. Bromeaba con él que sería el nuevo fiscal, porque le advertía que Yunes Linares lo insertaría en esa posición sin considerar a otro “suspirante”. Carta marcada –y obvia- que en ese momento jamás sospeché ni por
broma la evolución tan desagradable en el que se convertiría el nuevo fiscal, quien honestamente desde un principio, ingresó por la parte trasera de la FGE al traicionar como lo hizo a su amiga, María Josefina Gamboa Torales. La jugada diseñada desde que fue integrado a la FGE como Fiscal Visitador General el 28 de noviembre del 2016 y luego con “acuerdos políticos” le permitiría tomar protesta como titular de la FGEV. Luis Ángel Bravo Contreras, temía terminar como Javier Duarte de Ochoa y por ello, no desestimó la oferta de renunciar a los nueve años en el poder y dejarle el espacio al amigo íntimo del gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares.
Quien no soportó la forma como su verdugo se aliaba con su defensa, fue María Josefina Gamboa Torales, acto que originó el inicial distanciamiento y sus varias columnas que le dedicó a Jorge Winckler Ortiz por la traición a la que fue objeto. Poco a poco el fiscal se fue perdiendo y su no acertada estrategia de acusar de querer “convenio” económico a quienes intentábamos encontrar congruencia en sus malas decisiones que se convertirían en pésimas acciones.
El rompimiento con la prensa crítica –aquella que buscó cuando era abogado-, aquella a la que le aplaudía cuando sacaba un reportaje en contra de Javier Duarte de Ochoa, esa misma en la que se apoyó para sacar a la luz pública casos como el Daphne Fernández, esa prensa es repudiada por el hoy fiscal. Esa prensa hoy vive el peor rezago, censura, hostigamiento y hasta falta de respeto de parte de la Fiscalía General del Estado de Veracruz y obviamente de su titular y su personal, que no reparan en accionar pueriles acciones en contra de quienes somos considerados enemigos públicos de Jorge Winckler Ortiz.
Un hombre enfermo de poder y que realiza las mismas y hasta peores acciones de las que ejecutaba, Luis Ángel Bravo Contreras. Un hombre que se convirtió en lo que tanto criticó y hoy vive rodeado de guaruras, rodeado de lujos, rodeado de gente oportunista, de aviadores que supuestamente trabajan con él en Xalapa y se les ve caminar en el puerto de Veracruz, quitados de la pena. Un hombre que desdeña el periodismo y no se detiene en intentar callarlo.
Yo me pregunto, Jorge Winckler Ortiz ha considerado en su pequeño oasis –sean dos u ocho años- que todo lo que empieza acaba.
¿Que todo se queda grabado en la historia y seguramente –así como los herederos de Javier Duarte- quienes pagarán en el futuro su negligencia son sus hijos?
¿Ignora el estigma a lo que los somete, sólo por estrategia política?
¿Ha considerado que la pobreza de un hombre no se mide del cúmulo de bienes o de dinero que tenga, sino a las limitantes como ser humano haya mantenido ante los ojos de los demás?
¿Rodearse de aplaudidores nefastos, de “honorables” colaboradores que mantienen denuncias –como la que existe la FGE del municipio de Coatepec- por violencia económica y cobijarlo para que no le de pensión alimenticia a su ex esposa, no es una ser un nefasto igual que él?
¿Por qué permite que le hagan lo que tal vez usted no le haría a su mujer y a sus hijos?
Bien refiere el viejo y conocido refrán: “No es lo mismo ser borracho, que cantinero” y los Colectivos de Personas Desaparecidas lo están viviendo en carne propia. Los familiares de colegas asesinados también. A todas luces se puede palpar la forma de cómo la Comisión Estatal para la “Atención y Protección” de los Periodistas se ha convertido en una tapadera estratégica de la FGEV. Bloquea y limita a los familiares de los periodistas asesinados para que las vejaciones de la autoridad no se noten y no
salgan ante los medios de comunicación. Para que la prensa no pueda acceder y la FGEV no se tome la molestia de investigar y así, jamás accionar la justicia en contra de los asesinos intelectuales.
Otra estrategia tanto del señor Winckler y el señor Morales Vázquez, es abonar a la violencia y discriminación de género. Una servidora, constantemente ha sido difamada, calumniada y hasta discriminada por ser mujer. Pagando a medios tal vez creados por ellos mismos y de manera reciente, en donde publican campañas de odio, para intentar hacer cortinas de humo y hacer, que sus negligentes acciones no estén a la luz pública. Algo palpable en este “gobierno del cambio”, es la misoginia. El odio que mantienen en contra de las mujeres. Por ello, la violencia en de periodistas, por ello, la violencia, la discriminación y calumnias que constante ejecutan en contra del género.
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Todo en un estado como Veracruz en donde antes reinaba la paz. Donde antes, sus habitantes se dedicaban a su “dicharachera” forma de vida y quienes visitaban la entidad o el puerto, quedaban maravillados por la hospitalidad de “El Jarocho”.
El día de ayer leía una columna de una señora periodista, quien advertía y detallaba el gran trabajo que se encuentra realizando el titular de la Fiscalía General del Estado de Veracruz (FGEV), Jorge Winckler Ortiz. Detallaba en su trabajo de opinión cuando lo conoció y él con toda su capacidad como abogado, atinó a resolver los casos como el de María Josefina Gamboa Torales y la violación de Daphne Fernández por parte de “Los Porkys” de Costa de Oro. El antes y después es contundente. Podríamos advertir que antes no podía permitirse omisiones a las que actualmente ejecuta a diestra y siniestra.
Jorge Winckler Ortiz al recibir la FGE a su control dio un viraje en su forma de conducirse. Dicen psicólogos especializados que una persona con poco o nulo equilibrio en su persona, puede presentar cambios drásticos en su conducta y más, cuando recibe un coto de poder. Su conducta se traduce a todas las frustraciones que un sujeto haya experimentado en su vida y al tener un determinado poder, lo traduce en actos absolutamente negativos y una conducta totalmente reprochable.
En los tiempos que la señora periodista alude a la persona del hoy fiscal, tuve oportunidad también de mantener una cercanía constante con Winckler Ortiz. Como defensa de María Josefina Gamboa Torales, hoy diputada local en el Congreso de Veracruz, tuve la oportunidad de entrevistarlo y hasta viajar con él a la ciudad de Tuxpan –en donde no me fue permitido ingresar al penal para presenciar las condiciones en las que se encontraba la Gamboa Torales-. Tiempos en donde el hoy fiscal, tenía mi simpatía y confianza por estar “luchando” –supuestamente- por las injusticias de la sociedad veracruzana.
Cierto también es, que no siempre “luchaba por las mejoras de la sociedad”. En una ocasión me prometió coadyuvar con la no privatización del agua, situación que me hizo asistir a su casa en Costa de Oro –pues había sido operado de una pierna- para explicar sobre la necesidad de realizar un amparo para que la sociedad lo firmara y así impedir que negociaran con derecho legal de los ciudadanos. Quedó en promesa, pues pese a decirme que si lo haría y esperara su apoyo como abogado, en los próximos días solo recibí largas y entendí que ya no quería ayudar. No quiso realizar el amparo tal. No dudo que le hayan ordenado que no lo hiciera, pues unas de las pretensiones más sólidas que mantiene el yunismo actualmente, es privatizar el agua y violar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y los tratados internacionales. Ya con “el pinche poder”, pueden hacer y deshacer a gusto y placer. Para ello sirve la política. Es parte de la reformas estructurales de Peña Nieto y que el panismo aplaude y participa.
Pese a su negativa, mi simpatía hacia él era genuina y luego se vino la campaña política para alcanzar la gubernatura. Bromeaba con él que sería el nuevo fiscal, porque le advertía que Yunes Linares lo insertaría en esa posición sin considerar a otro “suspirante”. Carta marcada –y obvia- que en ese momento jamás sospeché ni por
broma la evolución tan desagradable en el que se convertiría el nuevo fiscal, quien honestamente desde un principio, ingresó por la parte trasera de la FGE al traicionar como lo hizo a su amiga, María Josefina Gamboa Torales. La jugada diseñada desde que fue integrado a la FGE como Fiscal Visitador General el 28 de noviembre del 2016 y luego con “acuerdos políticos” le permitiría tomar protesta como titular de la FGEV. Luis Ángel Bravo Contreras, temía terminar como Javier Duarte de Ochoa y por ello, no desestimó la oferta de renunciar a los nueve años en el poder y dejarle el espacio al amigo íntimo del gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares.
Quien no soportó la forma como su verdugo se aliaba con su defensa, fue María Josefina Gamboa Torales, acto que originó el inicial distanciamiento y sus varias columnas que le dedicó a Jorge Winckler Ortiz por la traición a la que fue objeto. Poco a poco el fiscal se fue perdiendo y su no acertada estrategia de acusar de querer “convenio” económico a quienes intentábamos encontrar congruencia en sus malas decisiones que se convertirían en pésimas acciones.
El rompimiento con la prensa crítica –aquella que buscó cuando era abogado-, aquella a la que le aplaudía cuando sacaba un reportaje en contra de Javier Duarte de Ochoa, esa misma en la que se apoyó para sacar a la luz pública casos como el Daphne Fernández, esa prensa es repudiada por el hoy fiscal. Esa prensa hoy vive el peor rezago, censura, hostigamiento y hasta falta de respeto de parte de la Fiscalía General del Estado de Veracruz y obviamente de su titular y su personal, que no reparan en accionar pueriles acciones en contra de quienes somos considerados enemigos públicos de Jorge Winckler Ortiz.
Un hombre enfermo de poder y que realiza las mismas y hasta peores acciones de las que ejecutaba, Luis Ángel Bravo Contreras. Un hombre que se convirtió en lo que tanto criticó y hoy vive rodeado de guaruras, rodeado de lujos, rodeado de gente oportunista, de aviadores que supuestamente trabajan con él en Xalapa y se les ve caminar en el puerto de Veracruz, quitados de la pena. Un hombre que desdeña el periodismo y no se detiene en intentar callarlo.
Yo me pregunto, Jorge Winckler Ortiz ha considerado en su pequeño oasis –sean dos u ocho años- que todo lo que empieza acaba.
¿Que todo se queda grabado en la historia y seguramente –así como los herederos de Javier Duarte- quienes pagarán en el futuro su negligencia son sus hijos?
¿Ignora el estigma a lo que los somete, sólo por estrategia política?
¿Ha considerado que la pobreza de un hombre no se mide del cúmulo de bienes o de dinero que tenga, sino a las limitantes como ser humano haya mantenido ante los ojos de los demás?
¿Rodearse de aplaudidores nefastos, de “honorables” colaboradores que mantienen denuncias –como la que existe la FGE del municipio de Coatepec- por violencia económica y cobijarlo para que no le de pensión alimenticia a su ex esposa, no es una ser un nefasto igual que él?
¿Por qué permite que le hagan lo que tal vez usted no le haría a su mujer y a sus hijos?
Bien refiere el viejo y conocido refrán: “No es lo mismo ser borracho, que cantinero” y los Colectivos de Personas Desaparecidas lo están viviendo en carne propia. Los familiares de colegas asesinados también. A todas luces se puede palpar la forma de cómo la Comisión Estatal para la “Atención y Protección” de los Periodistas se ha convertido en una tapadera estratégica de la FGEV. Bloquea y limita a los familiares de los periodistas asesinados para que las vejaciones de la autoridad no se noten y no
salgan ante los medios de comunicación. Para que la prensa no pueda acceder y la FGEV no se tome la molestia de investigar y así, jamás accionar la justicia en contra de los asesinos intelectuales.
Otra estrategia tanto del señor Winckler y el señor Morales Vázquez, es abonar a la violencia y discriminación de género. Una servidora, constantemente ha sido difamada, calumniada y hasta discriminada por ser mujer. Pagando a medios tal vez creados por ellos mismos y de manera reciente, en donde publican campañas de odio, para intentar hacer cortinas de humo y hacer, que sus negligentes acciones no estén a la luz pública. Algo palpable en este “gobierno del cambio”, es la misoginia. El odio que mantienen en contra de las mujeres. Por ello, la violencia en de periodistas, por ello, la violencia, la discriminación y calumnias que constante ejecutan en contra del género.
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